miércoles

Impacto de la crisis sobre el sujeto. Ana P. de Quiroga. 11-06-2002

Charla dada por Ana P. de Quiroga Dra. de la 1ra Escuela de Sicologia Social Pichón Riviere el  11/06/2002

 

IMPACTO DE LA CRISIS SOBRE EL SUJETO.


Yo acepto en este momento, dar este tipo de charlas en encuentros, en conferencias, en principio porque vengo trabajando sobre la temática de “la crisis desde la perspectiva de la psicología social”, por lo tanto, desde la perspectiva que estudia “la relación entre el orden socio histórico y lo subjetivo”.

Vengo trabajando en esto desde hace 14, 15 años, y la verdad a veces me arrepiento, no pensaba que se iba a agudizar y crecer tanto la temática de la crisis, y ya es suficiente vivir la crisis para ademas estar permanentemente hablando sobre eso; pero esta es una queja desde mi rol profesional, ya que en el sentido contrario, yo creo que es muy importante que haya instancias de encuentro y de diálogo alrededor de la temática, de reflexión y de elaboración alrededor de estas cuestiones.

Por qué?. Porque estamos ante un proceso que genera un intenso padecimiento, es decir que no es algo que uno analiza desde afuera, no es una cuestión que estamos mirando desde lejos, sino que atraviesa totalmente nuestra vida, conmociona totalmente nuestra vida; y si en un principio rompió nuestra cotidianidad, el ritmo de tiempo-espacio que es la cotidianeidad, hoy ha llegado a ser algo que configura nuestra cotidianeidad.

Esto implica la necesidad de reflexionar, la necesidad de posicionarnos, la necesidad de situarnos en esto, en términos de esa situación de padecimiento; es muy importante esta posibilidad de dialogar acerca de lo que pasa, de pensar y de pensarnos en lo que ocurre, darnos un sostén recíproco en un momento de una intensa crisis y de un intenso cambio que, como les decía, a implicado un quiebre de nuestra cotidianeidad y desde allí genera vivencias que quizás ustedes concuerden en decir que tienen muchas veces la marca de la confusión, de la incertidumbre y la ambigüedad.

Cuántos de nosotros sabemos a dónde vamos?, a dónde va esta situación?; podemos hacer algunas hipótesis a una de las cuestiones,  y me parece que es algo como gracioso planteárselos a ustedes,  ya que estas situaciones de incertidumbres tan profundas altera nuestra posibilidad de proyectar, es decir nuestra posibilidad de elaborar proyectos.

Esto tiene muchísimo que ver con la salud mental; cuando una persona no tiene la posibilidad de elaborar un proyecto para su vida porque han desaparecido los referentes que nos permiten elaborar un proyecto, empieza a estar afectada su identidad; empieza a estar vaciado su presente y también afectada su historia, es decir, terminamos por no saber mucho quiénes somos.

Una de las cuestiones que mucho tiene que ver con esto, es que lo que queda afectado con este nivel de crisis, es la posibilidad del ejercicio humano fundamental que es la capacidad de anticipación, es decir la capacidad de visualizarnos en un futuro más o menos inmediato; les decía que es un poco gracioso hablarles a los arquitectos de la dificultad de proyectar, porque ustedes deben estar preocupados por otra dificultad de proyectar...


(un participante plantea que estamos preocupados por tener qué proyectar...)

....eso tiene que ver con lo que estoy planteando, porque si una persona tiene una identidad profesional y no puede ejercerla, se pregunta, hoy día que tiene vaciado el presente e inexistente el futuro, y se pregunta sobre aquello que caminó en el pasado; por eso es que digo que esta tan disociado el proyectar arquitectónico del proyectar vital, es decir, lo de ustedes es una especialización de un ejercicio humano normal, es decir uno proyecta desde una salida hasta su vida.

Entonces volviendo a por qué son útiles estos encuentros, por qué son importantes, por qué son necesitados, es porque están tocando una cuestión particularmente en riesgo en este momento que es la cuestión de la salud mental, y la cuestión de la salud mental porque cuando hay un intenso monto de sufrimiento hay una posibilidad de que la salud mental se dañe; no es que estamos planteando una idea lineal sino que hay un cierto riesgo, hay un cierto riesgo que tiene, como podíamos decir, anticuerpos.

Dónde estarían los anticuerpos?, estarían en la posibilidad de que las personas de una comunidad que está atravesando tal situación de crisis, puedan sostenerse, darse un sostén recíproco como para ir construyendo la salud mental. La salud mental es una construcción colectiva, y es una destrucción colectiva, es decir que no es un acontecer tan individual como a una primera mirada parece. A mi me parece que estos encuentros en la medida que uno dialoga, intercambia, etc. van generando posibilidad de construcción de salud mental, en qué sentido?, en un sentido, el más ambicioso, el de la posibilidad de la construcción un proyecto colectivo. Por qué digo esto? Porque el proyecto personal, absolutamente legítimo, sólo puede realmente sostenerse y realizarse en un proyecto colectivo, es decir que no son antagónicos, es decir que nuestros anhelos personales, nuestras necesidades personales tienen que tener un sustento en una sociedad que pueda sostener ese proyecto.

Después la otra cuestión es que, por qué hablo de la necesidad de encarar la temática esta desde la salud mental?, bueno, es mi mirada, porque es mi especialidad por un lado; pero por el otro, hay un hecho que tiene que ver con la intensidad de la situación de crisis, con la intensidad de padecimiento; cuando algo es muy angustiante, cuando algo por la intensidad que adquiere, por la multiplicidad de espacios de nuestra vida que invade, adquiere esa intensidad y esa extensión, adquiere un carácter traumático.

Ustedes vieron que cuando uno tiene un accidente, le pasa algo fuerte, lo tiene que contar como diez veces; bueno, eso es la elaboración de un trauma, eso es lo que impide que eso se convierta en un daño psicológico; entonces nosotros, con este tipo de encuentros una de las cosas que hacemos, es tratar de elaborar simbólicamente lo que ocurre, es decir, dialogarlo; empezar a ponerle nombre a las cosas que estamos viviendo, a los sentimientos, a las vivencias, a las experiencias que tenemos, y esto que parece tan elemental, es algo que la vertiginosidad de la crisis muchas veces nos impide. Hay algo en lo que voy a insistir, que es la temporalidad del fenómeno de la crisis; entonces ese bombardeo de estímulos, ese bombardeo de exigencia- respuesta, hay momento que no nos deja pensar; momentos que sólo sentimos cosas unas tras otras, que tenemos flashes de algunas cosas, pero no podemos elaborar, no podemos conceptuar, no podemos pensar y pensarnos acerca de lo que está ocurriendo, y esto que en general es factible en el encuentro con otros ó en el diálogo con otros.

Por ejemplo, nosotros empezamos a ver, el año pasado, que la situación de crisis estaba superada como situación de crisis, es decir, que había adquirido una cualidad diferente, dimensión diferente, que es la dimensión de emergencia social. Qué quiere decir emergencia social? Es una forma de la crisis, tiene la vertiginosidad de la crisis pero tiene más riesgo, más padecimiento, mayor intensidad, mayor extensión, mayor cantidad de dimensión de la vida social abarcada por esa situación y además agotamiento de plazos y recursos.

Como veíamos que esto venia así, hicimos una convocatoria, nosotros la escuela, que está ubicada en una zona que es el barrio de San Cristóbal; una institución que tenemos muy cerca y que tiene una muy honrosa trayectoria, la Parroquia de la Santa Cruz (allí se reunieron por primera vez las Madres de Plaza de Mayo, fueron secuestradas las monjas francesas y los curas que están ahí son gente fantástica), más de una vez habíamos hecho trabajos conjuntos, sobre violencia, sobre distintas cosas; y  la gente del Distrito Escolar 6º, con el que también hemos  trabajado; dijimos: .- acá esto a donde va? - estoy hablando de agosto - esto está cada vez peor, cada más acelerado, cada vez mayor desempleo, cada vez mayor miseria, etc.; y decidimos hacer una convocatoria al barrio que decia: “vecino -  vecina, a mí me pasa lo mismo que a usted, no se quede solo”. Dijimos cuánta gente vendrá? Se nos llenó así, de gente y de organizaciones que necesitaban hablar con otros de lo que les pasaba.

Yo les cuento esto, porque el ponerle palabras a lo que nos pasa, el poder expresarlo, el poder nombrarlo, ese acontecer interno, esa vivencia, es profundamente generador de salud mental y en sentido inverso, tragarse, no poder nombrarlo, no poder pensarlo, no saber qué es, no poder elaborarlo simbólicamente, tiene un efecto que se llama efecto tóxico, es decir opera negativamente dentro de nosotros. Ese efecto toxico puede tener las más diversas formas de manifestación; sabemos que las consultas médicas de los que las pueden hacer, se han multiplicado porque la sintomatología nuestra se ha multiplicado. En que sentido? en el sentido de que hay un daño en el sistema inmunológico de una población afectada por la crisis: hay grandes daños, grandes colapsos psicosomáticos; hay grandes cuadros cardiovasculares, cerebro vasculares; pero también hay una gran cantidad de otros síntomas, porque nuestros cuerpos están gritando acerca de algo que estamos sufriendo y no estamos pudiendo elaborar. Esto para no hablar de todos los aspectos que hacen al funcionamiento psíquico, a la depresión en particular;  por ejemplo, a los problemas vinculares, a los problemas de relación, al conflicto con el otro, toda una serie de cuestiones que están hablando de un punto de urgencia en el campo de la salud.

Entonces cómo enfrentamos?. Bueno, hay miles de déficit en el campo de la salud que no se pueden abordar, pero uno de los puntos de urgencia - que afortunadamente en eso vemos que se ha modificado la situación- es que nosotros veníamos con una historia de gran fragmentación social, y en consecuencia de gran fragilidad personal, es decir de gran aislamiento, de gran encierro en el propio mundo, en los propios pensamientos. En otros momentos la familia funciono como refugio, por ejemplo en la dictadura, la familia fue un refugio, pero en la crisis socioeconómica la familia funciona más como un fusible que como un refugio porque es el escenario donde se da el conflicto. Entonces tenemos un incremento formidable de la violencia doméstica, que no es sólo que se conoce más, es también cierto que ha habido un incremento de la conflictiva familiar que conduce muchas veces a distintas formas de la violencia.

Entonces la situación de emergencia social nos plantea una intensidad de padecimiento, pero nos plantea también en tanto situación limite ver cómo le damos vuelta a la situación y como nadie lo puede dar vuelta solo, entonces cómo rearmamos un testigo social; cómo podemos pensar unos con otros, conectarnos unos con otros para hacer este proceso de elaboración por un lado y para buscar salidas creativas a esta situación.

Uno puede decir que el ser humano es antagónico con las crisis?, no. Nuestra primer crisis es el nacimiento; después vamos pasando por sucesivas crisis, una de las más famosas en nuestra cultura, es la de la adolescencia y después la de los 30, los 40 y así sucesivamente. Pero resulta que así, como resulta difícil de imaginar que haya en la vida otra exigencia adaptativa tan formidable como el nacer, las personas estamos preparadas para encarar las crisis, a veces nos dejan más chanfleados, a veces sí a veces no, pero de todos modos el carácter critico, el ser sujeto de la historia, el ser sujeto de las relaciones, el transitar por la temporalidad de distintas etapas de la vida hace que el ser humano sea un sujeto de las crisis.

Cuándo la crisis nos pone en riesgo? Nos pone en riesgo importante cuando hay una ausencia de sostenes, es decir cuando no hay referente, no hay proyecto. Esto implica una cierta idea sobre la vida psíquica, es decir que nosotros que estamos en permanente movimiento desde el punto de vista de vida psíquica y de la vida en general, ese movimiento más o menos rápido necesita de ciertos puntos de apoyo, no puede haber un movimiento si no hay ciertos referentes y ciertos apoyos, que tienen que ver con el orden social, con las instituciones, etc.. Cuando todo eso colapsa, cuando todo eso desaparece, entonces sí la crisis nos amenaza.

Ustedes pueden decir que uno puede desear que ciertas instituciones colapsen y que cierto orden social cambie, sin duda, pero si uno desea eso y tiene un proyecto de alrededor de cuál sería la alternativa, ese proyecto, es un sostén. Si uno dice todo es una porquería, a la miércoles con todo, que se caiga todo, pero no tiene una alternativa, está en riesgo porque no tiene sostén. Entonces, lo que nosotros empezamos a pensar es, nosotros trabajamos desde una concepción del sujeto como ser esencialmente social, con el psiquismo abierto al mundo, construyéndose él y a través de la relación con el mundo, por lo tanto nos manejamos con un criterio de salud mental. Y ese criterio de salud mental va a interrogar al sujeto y va a decir qué capacidad de adaptación tiene, qué capacidad aprendizaje tiene, qué capacidad de creatividad tiene, qué capacidad de elaborar duelos, de tener conocimiento de sí y del universo en el que está incluido, etc. estas son las cosas que nos preguntamos acerca de nosotros mismos y de los otros cuando hablamos en qué interroga el criterio de salud mental al sujeto.

Pero no solo esto, porque si nosotros pensamos que hay un sujeto que está socialmente determinado, a quién vamos a interrogar también?, al orden social. Hasta qué lugar, hasta dónde, qué características tiene ese orden social para permitir la existencia de un sujeto autónomo, con capacidad de elaborar duelos, de tener conciencia de sí, de elaborar proyectos, de ser creativo, o por el contrario está obturando esas posibilidades?. Entonces, lo que encontramos cuando analizamos el orden social, es que este orden social es antagónico con la salud mental, entonces tratamos de escribir este tema de la crisis, del padecimiento, de la desorganización psíquica, de la fragmentación, del aislamiento, de la violencia, de la sobre adaptación, que es un tema interesantísimo para tratar porque es génesis de muchos males hoy; tratar de entender, de inscribir este acontecer en un proceso social, este proceso social. No se si ustedes han registrado que hasta hace un año, en la Argentina, todo el mundo hablaba de la globalización, verdad?, no han notado que no se habla más de la globalización?. No registraron eso? No se habla más. A mí me parece interesante que no se hable más, porque cumple, es muy funcional, la psicología social uno de los temas que estudia es el de los discursos, de los discursos sociales, así como la globalización es un discurso, después hay hechos reales que sostienen este discurso. El discurso que empezó a aparecer es que esta crisis que nosotros estamos atravesando es un fenómeno endógeno y que es característico de alguna anomalía de personalidad de los argentinos, como si además existieran los argentino, es decir existe una gran diversidad de personas, etc. distintos sectores sociales, con distinta subcultura, etc. que sí formamos el pueblo argentino. Pero lo que está más claramente mostrado, es que hay una intención de desamarrar este fenómeno de la crisis de un acontecer mundial y de un acontecer que viene en un proceso histórico.

Entonces, lo que han aparecido junto con la idea del fenómeno endógeno son discursos denigratorios de nosotros mismos, pero con un mecanismo que funciona en los sistemas de opresión, que es un mecanismo psicológico que se llama identificación con el agresor, que cuando alguien lo hiere, lo lastima o lo denigra a uno, uno en vez odiarlo, de pensar te vas a la miércoles y enfrentarlo, admira a ese sujeto y se piensa que sólo existe a partir de ese sujeto y asume la mirada de ese sujeto. En el plano individual, Freud estudió la identificación con el agresor, y en el plano social, los que estudiaron la identificación con el agresor fueron autores que lucharon contra el colonialismo, desde Sartre a F. Fanon que era un psiquiatra argelino, que investigó lo que él llamaba el síndrome del norafricano, que había asumido en muchos casos la mirada descalificadora y despreciativa que el opresor francés, que el colonizador tenía sobre él. El lo estudio en el África, pero nosotros podemos encontrarlo en muchos otros lugares, es decir asumir la mirada despectiva del otro.

Acá en este momento hay una multiplicidad de discursos que están marcados por la denigración y la autodenigración, y también allí podemos reencontrar algo que estuvo muy presente en la vida social en el período de la dictadura, que es la culpabilización de la víctima. Es decir, en el algo andaría, etc. que mucho tuvo que ver con este fenómeno de la culpabilización de la víctima.

A mí me llamó mucho la atención, uno de los último hechos, alrededor de la identificación con el agresor, la reacción que mucha gente tuvo frente a las palabras del presidente Batlle, que dijo “los argentinos del primero al último son una manga de ladrones”; está bien, sabemos que en las radios algunos mensajes se inventan, otros son los que pasan y otros no pasan, pero de todos modos lo sorprendente fue, que fue más masiva la reacción negativa frente a eso en el Uruguay que acá.
Esto está hablando cómo cala y que es una estrategia de poder este desamarrar el carácter histórico social y el plano de análisis más abarcativo donde inscribir esta crisis en el plano mundial y romper con eso y considerarlo como anomalía, fenómeno endógeno, ligado a una misteriosa naturaleza de los argentinos.

Entonces  creo que una de las cosas que nos puede ayudar a ponerle nombre a lo que nos pasa es que además del padecimiento, de la incertidumbre, del dolor, de la inseguridad, de la imposibilidad de anticipación, de la imposibilidad del proyecto, tratar frente a eso, de hacer la elaboración simbólica, de hacer un análisis que nos sitúe en, nos pasa qué?, por qué nos pasa?, en qué contexto nos pasa?, y cuál es la multiplicidad de causas que tiene que ver con lo que nos pasa.

Nosotros podríamos tomar, a mi me gustaría que ustedes me digan por dónde quieren que tome, porque yo tengo dos caminos, uno cómo es la historia de las situaciones en la Argentina en relación a los lazos sociales, no voy a ir a Mayo de 1810, sino que voy a pensar de la dictadura a acá; o si arranco de lo que pasó en 1980 en el mundo. O si trato de juntar las dos cosas?

Bueno, si les parece lo hacemos. Yo les voy a decir mi propia experiencia, yo trabajo básicamente con grupos humanos, a partir de la década del 80, fines del 80 principio del 90, empecé a notar junto con mis compañeros que en realidad nosotros no entendíamos más lo qué pasaba con los grupos. Qué habíamos notado?, un encerramiento de la gente dentro de sí, una clausura, una gran distancia, una gran intolerancia, un gran rechazo de todo lo que pudiera aparecer diferente, si el otro me puede reflejar a mí como un espejo, lo amo, pero si es algo diferente, lo odio.

Esto lo empezamos a trabajar, en la Argentina había una situación donde uno podía seguir el hilo de qué había pasado con las relaciones interpersonales, con todo un acontecer social tan complejo, que arrancábamos con una feroz dictadura que golpeo sistemáticamente en el proceso de las identificaciones. Qué es identificarse? Desde la psicología hay varios acepciones, pero una de ellas es encontrarse en el otro como un semejante, o reconocer al otro como semejante. Que por otro lado, es nada menos que una de las bases de la ética.

Nosotros ya trabajábamos hacia bastante tiempo aun en el período de la dictadura; sin embargo en la dictadura, la gente, si bien estaba atemorizada, si bien los grupos estaban demonizados, al punto que una práctica habitual en las instituciones psiquiátricas, que es lo que se llama el pase de sala donde uno cuenta lo que pasa con los pacientes, eso estaba prohibido, es decir los grupos en las instituciones públicas estaban prohibidos.

Por ejemplo, yo en ese momento era profesora de Psicología Social en el Salvador, entonces, a mí me autorizaron, la decana y el vicedecano - que además eran amigos míos y me habían llamado porque les interesaba la formación de la gente en grupo - a funcionar en grupo, pero si venía alguna inspección nosotros teníamos que desarmar la escena grupal y poner esta escena. Sin embargo a pesar, o quizás porque el ataque era externo, y la gente, venía el intenso movimiento de grupalidad que había tenido que ver con todos los auges sociales que se habían dado en la década del 60 y principio del 70, eso no rompió totalmente la solidaridad; contrariamente a lo que en muchos momentos se sostiene, hubo muchos movimientos solidarios, hubo muchísimos gestos solidarios que a mucha gente le implicaba riesgos y sin embargo lo sostenían. Eso fue, no es que no afectó, pero también hubo una reacción contraria, y el grupo humano, como el familiar, el de amigos, era un refugio ante un enemigo, además, fácilmente identificable.

Entonces, allí no se produjo una gran fragmentación; luego ocurre el retorno de vida institucional, etc. y hay un momento de auge de los grupos, de mucha expectativa, de mucha esperanza, con fracaso. Pero ocurre algo trágico en la historia de la Argentina, que es el movimiento que se da en el 89, que es el movimiento en la situación de la hiperinflación y de los saqueos. Yo tuve oportunidad de trabajar en ese momento, después de varios días de gran conmoción, en Rosario con lo que había quedado del movimiento de vecinalista, y ahí por primera vez vi un fuerte fenómeno de fragmentación. En qué sentido?, ustedes se acuerdan que eso volvió a aparecer acá en diciembre pasado, pero allí fue una cosa muy fuerte, la gente se sentía extraña y sentía extraños a los otros y sentía extraños a los otros, porque decía: ”pero mi vecino que yo creía conocerlo, me dice al mediodía, estos negros atorrantes que están robando en los supermercados - estoy hablando de una clase media – y a la tarde pasaba alegremente con su auto con todo lo que podía cargar en el supermercado y se lo llevaba”.  Después en sectores más populares, hubo gente que peleó porque decía, robar, no, pero llevarse la comida de los supermercados es lógico, pero vos has sacado vino y sacar vino es robar. Se produjo como una fractura a nivel horizontal en ese momento además de un gran colapso de las instituciones, nosotros pensemos el colapso que significa como ruptura de la cotidianeidad la desaparición de la institución de la moneda. Se acuerdan que en la hiperinflación, con la que estamos amenazados permanentemente, uno sabía cuánto valía el pan a las 10 de la mañana y no sabía cuánto valía a las 3 de la tarde. Eso generó una gran retracción, estaba contándoles que esto también fue manejado como estrategia social, como estrategia de poder, por ejemplo en la Cava, hubo dos grupos que esperaban unos que el otro lo atacara, hasta que a uno se le ocurrió cruzar la calle  y decir, pero  ustedes por qué van a venir a acá y los otros dicen no, si estábamos esperándolos a ustedes. Estaban en pie de guerra pero cada uno imaginaba que el otro lo iba a atacar. Eso no pasó sólo en la Cava sino también pasó en un pueblo en la provincia de Santa Fe, en Villa Gobernador Gálvez, que estaban también cada uno esperando.

Yo recuerdo de esos vecinalistas - que eran gente de organizaciones barriales, solidarios- había uno que decía: “ yo estaba parado, era de noche, en el techo de mi casa, con un brazalete, un arma que en realidad mucho no la sabía usar, pensando si viene alguien, yo voy a tirar, pero, a quién le voy a tirar”.  Esto fue un golpe muy brutal en los lazos solidarios, en los lazos sociales, fue un movimiento desintegrador. Que va a funcionar como un mordiente formidable para algo que está ocurriendo en el mundo, que es lo siguiente, que es el que en el mundo se impone un nuevo orden mundial, se impone lo que va a ser llamado globalización y que no es otra cosa que la unificación de los mercados con las mas despiadadas de las competitividades, por otro lado desaparece el campo socialista por lo tanto todo lo que eran ideales solidarios quedan en el terreno de la utopía pero además hay un discurso, vamos a hablar de hechos y discursos, hay un discurso que dice que con eso llegamos al fin de la historia. El fin de la historia es definido como la culminación de la evolución ideológica y social del hombre, entonces va a haber una aplanamiento de los conflictos, va a haber una desaparición de la conflictiva social y a la vez hay un interesante entrecruzamiento entre los discursos del neoliberalismo que tienen como portavoz máximo a Fucuyama, con los discursos de la postmodernidad que se van elaborando particularmente en Francia. Parece que los arquitectos tuvieron mucho que ver con la postmodernidad, pero no con la filosofía de la postmodernidad.

(... creo que sí, hay arquitectos que han teorizado la arquitectura postmoderna desde posiciones filosóficas. Habría que elaborarlo)

Eso es bueno saberlo, se plantea “se acaban los grandes relatos”,  y nadie se da cuenta que  decir “se acaban los grandes relatos es otro relato”. Esto cuando uno estudia filosofía sabe que se llaman paradojas lógicas, yo digo un discurso que está fuera de lo que voy a enunciar. Fin de los grandes relatos, fin de la sociedad disciplinar, pero además por qué esta unificación de los mercados, este cambio en el orden mundial va a instrumentar el discurso de la postmodernidad?, porque va a ofrecer el paraíso en la tierra. Entonces, empieza una estrategia muy interesante, primero hay que pensar, así entiendo yo y no sólo yo, que la unificación de mercados, ese proceso que se llama globalización, tendía a resolver una crisis del capitalismo. Y al principio parece que la resuelve bien y entonces se permite ofrecer el paraíso en la tierra, se permite en una estrategia donde se va a combinar la seducción y la amenaza. Si nosotros queremos pensar cómo fue nuestra historia, cuándo estuvo la seducción?, cuando Menem nos dice que habíamos entrado al primer mundo, dónde está la amenaza allí?, ya mas que amenaza condena, ahora, nosotros tenemos que regresar al mundo. Es decir el arreglo con el Fondo es reingresar al mundo, vieron que, lo que se dice permanentemente es si la Argentina vuelve al mundo, como si nos hubiéramos caído del mapa, algo raro pasó.
Lo que pasó en la Argentina en términos de vida social va a ser un excelente mordiente, porque no todos los pueblos pasan por la hiperinflación y por la anomia; esa que contaba en que al mediodía critico y a la noche hago lo mismo, y peor, porque el otro tiene hambre y yo no; eso es la ruptura de la ley, eso es la ruptura de las instituciones sociales y de la presencia de la ley y de las instituciones sociales en la vida psíquica y regulando el intercambio entre las personas. Eso se llama anomia, que es ese tema que estudió Durheim, y quedan abolidas de alguna manera las reglas de la vida social.

Esto no pasa habitualmente, es decir, nosotros ya teníamos una ruptura de la regla de la vida social cuando la vida humana no valió nada durante años en nuestro país, estoy hablando de la Dictadura. Tenemos otra vez una ruptura de la norma social cuando se produce este otro fenómeno que siendo menos grave va a ser ese mordiente para que entren los ideales de ese nuevo orden mundial, la idea de fin de la historia. Fukuyama habla de la culminación en la evolución ideológica del hombre con el triunfo de la ideología liberal, su texto se llama “Fin de la historia y el último hombre”, ahí termina. Se instala una era histórica que pretende ser ahistórica, porque termina la historia. Después vamos a ver la historicidad, porque la parte buena de la historia tiene que ver que después algo cambio porque eso fracaso.

Entonces, entra con un discurso muy seductor donde se dice que la globalización, esta nueva dimensión de la humanidad que se traga algunos pueblos que después hicieron algunos quilombos como pueblos árabes por ejemplo; esa forma de convivencia de humanidad, exalta como ideales los ideales más individualistas porque tiene que ver con una economía sumamente competitiva, porque si bien hay una hegemonía de los Estados Unidos hay una gran cantidad de polos de poder.

Ese discurso no es el discurso de Fukuyama, ese es el discurso de la postmodernidad.  Pero es instrumentado, estamos en un mundo globalizado, esos discursos se encuentran y se complementan. Y en la medida en que parecía que la crisis  podía ser resuelta a través la unificación de los mercados ese discurso se manifiesta y es el dominante.

Pero después la situación de crisis vuelve a aparecer, ubiquémosla en un período en Estados Unidos; después va a aparecer el Tequila; después va a aparecer en los tigres asiáticos; va  apareciendo en distintas partes del mundo, una de ellas es esta. Bien, cuando ya no puede ofrecer el cumplimiento, tiene que ofrecer otra cosa. Veamos un portador extraordinario de eso es Mario Vargas Llosa. El dice que, la globalización implica la libertad absoluta, la libertad de patria, de religión, la libertad de elección de todo, es decir que el ser humano ha encontrado la posibilidad de libertad absoluta, y después dice, la frase que alguna vez toma Fidel Castro que oponerse a la globalización; “es como oponerse a la ley de la gravedad”.  Esto lo avanza luego en Davos cuando dice que “oponerse a la globalización” - comparando la situación con la que esta planteada en su novela La guerra del fin del mundo, que narra sobre una guerra que  realmente existió en el norte de Brasil contra el sistema métrico decimal - . “es como oponerse al sistema métrico decimal. Es absurdo, es tan ridículo como hacer una guerra contra el sistema métrico decimal, es propio de un grupo de fanáticos que se oponen al progreso”.

Vemos entonces que el discurso va va cambiando, allí hay prácticas y discursos. Primer práctica es unificación de los mercados, reorganización de la producción, y esa reorganización de la producción es en función de la máxima ganancia porque allí va a haber la hegemonía del capital financiero sobre el capital productivo y las más duras leyes del capitalismo entran en juego es que se va a reorganizar la producción expulsando de su seno al 30 % de la población activa del mundo.

En consecuencia el paraíso terrenal a poco tiempo de andar no puede ser prometido, entonces del mejor mundo posible, primer aspecto del discurso, empieza a ser el único mundo posible. Es decir, que se instala una idea de irreversibilidad, sistema métrico decimal, ley de la gravedad, etc. de irreversibilidad de lo que se impone. A la vez el mercado es una de las instituciones de esta nueva organización - decimos institución como conjunto de normas, de valores, etc. que regulan el intercambio entre las personas - entonces cuando se expande de tal manera la institución del mercado, esto impregna la vida psíquica, la relaciones personales; y  entonces qué pasa, el otro ya no es un igual, si esta instalada la competitividad excluyente el otro no es un igual, el otro es un rival a excluir o a destruir. Entonces ahí hay un momento de fragmentación social y de gran fragilización subjetiva, es decir de gran fragilización de las personas.

Por qué?, porque al instalarse cómo el único mundo posible, el único orden posible, no ya el mejor de los mundos, porque, bueno, no salió así, - quiero aclarar que entiendo que no hay una maldad intrínseca en el hecho, es decir que no hay una conspiración, sino que hubiera sido mejor para ese orden que las cosas le hubieran salido mejor, hubiera paliado la crisis, pero en la medida que va avanzando en esa situación de crisis tiene que mostrar, verdaderamente, su cara opresora - y entonces la situación que se instala es de tener que generar en las personas, en la reorganización de la producción,  lo que algunos llaman exclusión, de hecho yo discuto el término exclusión como discuto el de marginalidad, por qué uno puede decir, el margen dónde está?, porque si uno agarra una hoja con un margen, dónde esté el margen?, está dentro de la hoja no está fuera, es decir, es un lugar social lo que hoy llamamos excluidos o lo que llamamos marginales, es decir es un proceso de expulsión qué genera en la gente lo que llamamos la precarización laboral?, genera la precarización de la vida social en su conjunto, la gente es despojada de una condición esencial al ser humano, que es el ser productor, y en consecuencia otra de las cuestiones que pasa es que avanza esa cuestión de fragmentación social y de fragilización subjetiva, porque hay un rasgo esencial del ser humano que está en riesgo. Lo que se vive es un horizonte de amenaza porque cualquiera se puede caer de la situación donde está instalado y aparece un terror de inexistencia, porque si uno queda por fuera, qué significa si uno entiende la inexistencia de falta de significación, como falta de posibilidades, etc. Este es uno de los momentos de más críticos dentro de lo que pasó en el plano de las relaciones interpersonales en una parte de la década del noventa.

El tema que a mí me llevo a investigar más claramente la temática de la globalización, fue que en el año 1989 - yo suelo participar en los Congresos Internacionales de Grupos-  cuando se define en Ámsterdam la temática del congreso del 92 con tres años de anticipación, se define que la temática iba a ser “el amor y el odio en los grupos”. Yo dije qué tema más extraño? En el año 1992, nos encontramos en Montreal y a mí me sorprendió mucho que los trabajos que llevamos los argentinos tenían mucho que ver con los trabajos que llevaban, en todo caso los maestros de Estados Unidos y de Inglaterra, que concentraban la información acerca lo que ocurría en los grupos humanos en Europa donde se había incorporado Europa del Este y en Estados Unidos.

Qué aparecía? Un incremento de la hostilidad, de la fragmentación, del rechazo del otro en los grupos; por ejemplo, cuando yo decía que no entendíamos qué pasaba en los grupos, era que antes la gente contaba algo que le pasaba y generaba un movimiento de identificación, esa cosa espontánea, que es cuánto a mí me pasa, o cuánto me importa de lo que te pasa a vos, y aparecía un gesto que era que la gente hacía así: “eso es tuyo”, “arréglate”, “bancátelo”, “morite”, lo que sea.

Esas son cosas que a uno lo desafían a investigar y es lo que fuimos encontrando, una desidentificación, una ruptura de las identificaciones, una perturbación en ese proceso que es tan esencial desde el punto de vista social.

Entonces, les decía que el discurso de Fukuyama, va a ser el entramado de otro discurso, donde está el discurso de la globalización, el discurso del fin del trabajo; Rifkin  fue quien dijo que “los trabajadores van a ocupar en la vida social el mismo lugar que los caballos”, empieza diciendo que “durante mucho tiempo se creyó que el trabajo humano era el organizador de la vida social y de la vida psíquica entre otras cosas” y resulta que se acaba el trabajo; esto se utiliza y se legitima a través de una idea que tiene un alto grado de perversión, de inversión causal en realidad, que es la idea del paradigma tecnológico, es decir que por el desarrollo de la tecnología este es el único mundo posible, porque si se desarrollo la tecnología esta es la consecuencia del desarrollo tecnológico.

Qué se oculta en ese discurso?, los discursos nombran lo que ocurre, lo interpretan, le otorgan significado, lo encubren o lo descubren a lo que ocurre, y qué se encubría?, se encubría que el desarrollo tecnológico se da en determinadas relaciones sociales, o sea lo que quedaba encubierto eran las relaciones sociales en que se daba ese desarrollo tecnológico.

Entonces, uno se pregunta, cómo fue posible que tantos seres humanos compramos la globalización?.  Diría que hubo una cuestión que estudio un psicoanalista alemán miembro del Partido Comunista - que terminó expulsado de la sociedad psicoanalítica del Partido Comunista - hizo un investigación muy interesante, escribió un libro que es un clásico de la psicología social que se llama “Psicología de masas del fascismo”. En el lo que investigó era cómo había sido posible que los sectores medios de Alemania fueran la base de masas del nazismo, cuando había un antagonismo objetivo. Entonces lo que descubre es que la estructura de la familia alemana de esos sectores, era de tal característica que el padre representaba al estado y la madre a Alemania, la mujer sólo existía como madre no como mujer, entonces allí estaba la figura de la madre Alemania.

Lo que es importante para nosotros, los psicólogos sociales es descubrir cómo un orden social puede tener anclaje en la vida psíquica. Porque el anclaje en la vida psíquica de un orden social es lo que da el consenso activo, es decir, si nosotros tenemos un orden social opresor que no tiene anclaje en la vida psíquica y que sólo va a operar a través de la fuerza y de la amenaza, en algún momento vamos a entrar en conflicto con ese orden. Ese orden tiene mucha más eficacia, por supuesto que siempre se impone por la fuerza, pero tiene mucha mas eficacia si se convierte, así lo dice Wright, en conducta espontánea; qué quiere decir conducta espontánea?, cuando nosotros pensamos activamente que eso es así. La globalización y este nuevo orden mundial consiguió convertirse en conducta espontánea, y para eso trabajó con algunos elementos básico, es decir, hubo un gran cambio en el mundo, que hizo que grandes sectores de la población del mundo aceptaran ese cambio como un cambio normal, legitimo e incluso positivo. Y podemos decir que con este pivote de la seducción y de la amenaza se trabajó a través de una necesidad psíquica primordial que es la necesidad de pertenencia - es decir los seres humanos necesitamos sentirnos incluidos, pertenecientes a algún sector pero además, hay también una regla que dice que todo orden social, ya sea bueno, malo, progresista, retrógrado, necesita el tipo de sujeto apto para sostenerlo y desarrollarlo, entonces a través tres instituciones se trabajo fuertemente, la de la producción, la educativa y la mediática, básicamente se tendió a hacer este tipo de trabajo subjetivo para que se llegara a aceptar, a tomar como conducta espontánea más pertinente al nuevo orden mundial, es decir la ruptura de lazos solidarios, es aislamiento, la competitividad, la fragilización del yo, la fragmentación del yo, el estar encerrado en la propia piel, en los propios pensamientos, etc. y una cuestión que tiene que ver desde el terror, lo que llamamos terror de inexistencia y horizontes de amenazas, etc. desde esta precarización de la vida, un fenómeno que es bastante complejo desde el punto de vista de la salud mental, que es la sobreadaptación. La  sobreadaptación es el intento, primero implica desconocimiento de sí mismo, de las propias necesidades y es el intento de dar la respuesta adecuada, entre comillas, la esperada desde otro que tiene poder, por eso decimos la sobreadaptación tiene muchísimo que ver con la identificación con el agresor.

Ahora, todo esto fue, en el desarrollo de la década del 90, pero en ese propio desarrollo no es que no hubo resistencia, hubo sectores que resistieron, pero fueron derrotados.

En nuestro país, yo no puedo hablar por otros lugares, pude seguir otros movimientos que se dieron y pude seguir esos movimientos, porque el hecho de trabajar en psicología social obliga a que uno no se quede con lo que experiencia de su barrio solamente, sino que trate de ver qué pasa en el norte, en el sur, además donde hay algún conflicto ir. Entonces yo tuve la fortuna de ir a Neuquén después del movimiento de Cutral-Có, de trabajar con alguna de la gente que había participado en ese movimiento y de estar en Jujuy, en las jornadas de investigación social que se hacen inmediatamente después del movimiento de Tartagal, Mosconi, Libertador, etc.
Justamente cuando estábamos en esas jornadas, estaban las tratativas de los piqueteros con el gobernador en el Palacio de Gobierno.  Entonces con otra gente también de psicología social nos instalamos para conversar con esa gente y ahí pudimos entender qué les había pasado, me refiero en particular a los jujeños, habían estado deprimidos, habían estado tirados en la cama porque eran desocupados. A mi me ayudó mucho a entender lo que ocurría o a tener una visión sobre la situación de cambio que se dio en la Argentina con el trabajo con el movimiento de desocupados.

Al conversar con ellos, una de las cosas que más me llamó la atención fue, cómo a partir de una situación límite que era el hambre, el hambre de sus hijos en primer término y el hambre propio, de ese aislamiento y de esa fragmentación que no era tan intensa porque eran pequeñas poblaciones, lo cual no es ni comparable con lo que puede ser la fragmentación en una gran ciudad, empezaban a darse cuenta que si se juntaban de una situación de impotencia pasaban a ser sujetos de poder. A tener un cierto poder, a tener cierta capacidad de negociación, de enfrentamiento, de lucha, etc. y empieza a generarse un movimiento que va creciendo.

Por otro lado, ahora me estaría corriendo a pensar sobre las nuevas formas de organización, sobre las formas actuales de organización, hay que ver que la desocupación, que si bien ha habido luchas que son gremiales, que si bien hubo obreros que pudieron tomar una fábrica, no es lo más común. Entonces, qué puede hacer?, puede cortar una ruta, pero básicamente el espacio de lucha se traslada al barrio. Y por otro lado la gente empieza a discutir sus derechos organizando su barrio porque está el problema de la seguridad, si necesitan un semáforo, ese tipo de cosas son las que van rompiendo el aislamiento y van generando movimientos barriales, de esos movimientos barriales, el paradigmático, el de La Matanza, que no nació hace dos años, el Movimiento de La Matanza tiene veintitantos años nace con las luchas por las tierras, por la salita, etc. Yo también estaba eventualmente ligada a la sala de La Matanza y en consecuencia también pude hacer un cierto seguimiento de lo que eran esas asambleas, de la participación de la gente.

Cómo empezó eso a cambiar?, empezaba a surgir una redefinición de sí mismos, de impotente, de victimizado, de desdichado, que era lo que uno podía ver hasta el ´95, ´96 a una idea sobre si mismo y una transformación de la autoestima diferente, que tiene que ver con la idea de sentirse sujeto de poder; y con una posibilidad de análisis muy pertinente y muy profundo que primero tiene que ver con la propia situación inmediata pero que luego se van ampliando en el análisis de la causalidad de lo que les ocurre, es decir que van ampliando la visión de su problema, es decir que no quedan encerrados en lo particular de su problema sino que lo inscriben en un universo mucho más amplio.

De esa situación límite y que genera nuevas formas de organización y que va implicando una progresiva reconstrucción de los lazos que se habían fragmentado y de las identificaciones, entre el 19 y 20 de diciembre del 2001 se produce un salto cualitativo.

Uno de los rasgos que tiene es lo que significó que la gente saliera a la calle. Primero ya había habido varios antecedentes fuertes, estaba el antecedente de lo que se llamó el voto bronco, que fue ya una primera forma de reposicionarse frente a las instituciones, yo creo que es uno de los rasgos más claros de este actual movimiento. Después viene el manotazo en los bolsillos que implica a un sector que estaba muy enojado, porque los sectores medios venían muy golpeados hacía mucho. Recuerdo un chiste del diario La Nación, que había una villa con un cartel grande que decía: “bienvenida clase media”. Después de varios antecedentes que tenían que ver con el enojo y la resistencia pero todavía con una cosa de fragmentación en esta ciudad, piensen lo que significa que un pueblo que tiene 30.000 desaparecidos, cuando le plantean el estado de sitio, sale a la calle, y sale con la pertinencia de la lucha. Me refiero a pertinente cuando son respuestas inteligentes, cuando, por ejemplo, en la zona campesina todos tienen armas, todos saben manejar armas, ahora si viene la gendarmería mejor que tire el arma, porque una cosa es tirar a un pájaro a un animal, cazar, y otra cosa es enfrentar a un cuerpo militar. Que además es impresionante, entonces con qué se lucho?, se luchó con piedras, con baldes, pero no se luchó con armas de fuego, acá la gente con qué salió?, salió con cacerolas y dijo nuevamente y con una contundencia particular, nunca más, eso fue lo implícito de lo que significó el día 19. Después el 20 ya hubo represión.
Una de las cuestiones que aparecen muy fuertes y a mí me parecen un cambio significativo dentro de lo que uno escucha de las asambleas y de las multisectoriales, y de las distintas formas, es que hay un reposicionamiento frente a la institución central que es el Estado. Nosotros habitualmente, pueden ver pintadas que dicen “el Estado desertó”, “Todos somos el estado”, un discurso es el que mezcla el estado con la sociedad civil, que no es lo mismo. Nosotros sentimos que el Estado tiene que estar a nuestro servicio, que somos todos partes del Estado, que el Estado nos cuida, distintas formas de distorsionar la idea de que el Estado es un instrumento de un sector social. Ese carácter de instrumento de un sector social es lo que ha quedado mucho más transparente para la población. Cuando la gente dice que se vayan todos, no es que se volvió loca, es que tiene claro que esos sujetos, después hasta cuánto articula y con que sectores, etc. seguro articula con los bancos.

A ustedes no les pasa que tiene cierta sensación psicótica, cuando yo entro a un banco y dice en la puerta, “cuidado con el robo”, no sé si me tengo que cuidar de una salidera o el mensaje es “cuídate de donde estás entrando porque allí te van a robar”. Esa forma de organización como tiene que ver el trueque, la red alimentaria y muchas otras formas han surgido, por ejemplo, qué nos dice a los que estamos trabajando en áreas vecinales un Encuentro de la Red Alimentaria?, nos dice que con el 10% de los alimentos que genera la Argentina, toda la población de la Argentina estaría con sus necesidades básicas satisfechas y hoy día sabemos que hay 18 millones de personas que tiene dificultades, por no hablar de los que están en la indigencia. Creo que ha quedado muy al desnudo, la gente se ha reubicado frente a las instituciones, frente al Estado, todavía no es posible ver una articulación de los distintos sectores ni un proyecto lo suficientemente convocante y por otro lado tengamos claro que frente a eso va haber una lucha muy dura, porque este poder enorme va a resistir de cualquier manera, por ahora están haciendo la lucha económica, pero en cualquier momento pueden hacer algo que esté en el plano de las armas.

Todas éstas son cuestiones como para plantear cuál es la situación actual y yo creo que si uno puede pensar acerca de lo que ocurre, no es que no vamos a sentir el impacto de la crisis, el impacto de la incertidumbre, el grado de padecimiento, pero creo que es diferente padecer, vivir situaciones de incertidumbre personal acerca del propio trabajo si uno tiene mas claro y tiene cierto grado de comprensión de en qué proceso histórico social está ubicado y por qué ese proceso histórico social tiene eficacia psíquica, tiene eficacia en la subjetividad.

En ese sentido digo, bueno, el discutir estas cosas son instancias de construcción colectiva de salud mental.

respuesta del debate:

-        ... (AQ) eso es lo importante, eso es lo que cambió, es decir eso es lo bueno de lo malo que es el grado de sufrimiento que si se registra. Yo me quedé pensando en esta cosa del empobrecimiento psíquico, pero habría que ver si es eso o qué pasa con el interés y el proyecto. Porque si a uno le importa aprender algo, lo aprende, porque qué es lo que hace que uno aprenda o no aprenda? Que esté enganchado con eso.

-        ... (AQ) yo te puedo contestar algo alrededor de eso, lo que está más o menos estudiado del por qué el crecimiento de la matricula aunque no en la proporción esperable, pero todas maneras crece, esperable en un país normal. Es sorprendente en nuestras condiciones, es decir es muy pertinente tu sorpresa, es porque si no dónde?, dónde van, si saben que no van a trabajar, los chicos buscan eso, por ejemplo, es sorprendente la matrícula en filosofía, uno dice que corno pasa, es muy difícil trabajar de filosofo, pero por qué, mucha gente estudia lo que le da la gana porque está rota la cadena de asociación entre formación e inserción laboral. Entonces qué sentido tiene la facultad, la facultad es como una gran guardería, porque si mirás otro sector social los chicos que terminan o dejan la escuela primaria, esos chicos tienen un destino de droga, delincuencia y de muerte, y es así, son primero los que están en la esquina, y un día empiezan a tener armas, es decir empiezan una vida complicada. Porque no tiene lugar dónde ir, en otros momento hubieran ido a trabajar, pero ahora no existe ese lugar para ellos, en los sectores medios si existe en gran medida y es la universidad. Lamentablemente hay otro que ni siquiera pueden ir a la universidad, eso puede explicar qué hacen allí, porque su interés por la arquitectura es nulo.
Además quedó planteada otra cosa, qué hacían en el colegio y cómo respondió la institución media, que es creo la más deleznable de todas, a la posibilidad de que la gente aprenda algo. En general en los chicos del secundario su eje pasa por sus amigos y por el viaje de egresados. Entonces el aprendizaje está totalmente lateralizado.

-        ... (AQ)  El desinterés se ha visto modificado, porque hay mucha gente que está participando y luchando por algunas cosas, entre el estado generalizado de desinterés que podíamos decir ´95, ´94, y el que hay hoy, hay un cambio positivo. Después hay sectores que están desinteresados e impotentizados.

-        ... (AQ) hay un tipo de subjetividad, que yo la pasé por alto, que fue armada básicamente en la década pasado que esta ligada a lo postmoderno y es la subjetividad light, el “seigual”. Por debajo de es subjetividad hay una gran depresión. Hay una superestructura sobre eso, pero hay una sensación de sin sentido de la vida y de perdida que queda encubierta con eso “seigual” y yo me refugio en lo mío y a mi qué me importa.

-        ... (AQ)... eso es la contracarta de lo que viene por fuera, dentro de toda la incertidumbre hay una sola certeza, “esto no puede seguir así”. Es decir que el corte se lo de yo que me rajo o que dice “arde la Argentina”. Es decir hay una sensación polar, y lo que vos decís de la depresión encubierta está clínicamente demostrado, no te voy a decir que sobre toda la población, pero muchas personas que parecen que no les importa nada de nada, esa es la expresión manifiesta de la depresión. El desinterés por la vida, salvo tres cositas chiquititas a las que me agarro con todo porque no puedo pensar un proyecto.

-        ... (AQ) eso es una controversia. Fragmentación y Polarización no son lo mismo, la fragmentación a la que me refiero es aislamiento, soledad, el estar a merced de los acontecimientos, eso es el tipo de fragmentación que tiene que ver con la situación, de crisis de anomia. Los peronistas estaban todos unidos, en todo caso la sociedad estaba dividida pero no fragmentada. Este no es el gran momento de la fragmentación, como si lo fue cuando brilló Puerto Madero, porque hoy hay grupos de ahorristas que se reúnen para jorobar a los bancos, es un grupo social que se reconoce a si mismo, esas asambleas que se siguen reuniendo y que es cierto que en las primeras semanas de enero las asambleas tenían 200 personas, depues se sostiene con los asambleístas estables y con otra gente que se acerca, eso no es fragmentación social, lo que es fragmentación social es la dispersión absoluta. Eso es lo que traté de explicar, o el otro lo reconozco igual a mi o no existe.  Por ejemplo la fases, “Yo argentino” o la publicidad de Biecker donde estaba el lobo y el grupo de ovejas y decía: “no sigas al rebaño”. Esa imagen del individuo fuerte, eso tiene que ver con la fragmentación y eso produjo el deterioro de las relaciones sociales, no es lo mismo que las luchas entre river-boca, unitarios-federales, que son luchas antagónicas pero hay fuertes núcleos de relación. En cambio en la fragmentación cada fragmentación anda por su propia vía, que eso es lo que genera como sufrimiento la soledad, el registro de soledad y de desamparo, eso es un tema muy importante cuando uno trabaja en cuestiones de salud mental que la gente sufre de desamparo y tiene miedo, tiene mucho más miedo que si tiene referentes o personas con las que se puede ligar.

-        ... (AQ) Hubo focos, en esa localidad que yo les mencioné, Villa Gobernador Gálvez, hubo una epidemia de suicidios que fue muy difícil de investigar y saber por qué o qué significaban. Pero también hay una cosa es que en un lugar así es más fácil el contagio, sobre todo en los adolescentes, donde el tema de la vida y la muerte está muy al rojo vivo. Esto esta relacionado con la pregunta de por qué van a la facultad. Y si no van dónde se meten, qué lugar social hay para la gente joven, eso es terrorífico, como no hay lugar social para la gente mayor, ni la del medio, para nadie.